Antes
perdonaba por filosofía de liberación, ahora me tomo mi tiempo por filosofía de
aprendizaje.
Quien
perdona a la ligera, vuelve a cometer los mismos errores, vuelve a atinar con
la misma clase de personas por qué no dio tiempo al aprendizaje que deja el
dolor.
Quizás
ahora sufra más, quizás ahora soy un alma esclavizada menos libre que lo que
antes fui, mas en el proceso estoy aprendiendo a identificar a ciertas clases
de folklóricos personajes y algunos disfrazados en la timidez o con su blanco
vestidura de ser humano necesitado de ayuda.
Ahora voy
distinguiendo de forma más fácil, los trepadores, los manipuladores, los que
buscan ayuda fácil y sobre todo a la peor parte, aquellos que nunca aprendieron
a decir gracias.
Tomarme mi
tiempo para el perdón no es estar amargada, es solo ser prevenida, es ser más
inteligente en saber a quién dejo ser parte de mi vida.
Nunca fue
cierto y nunca lo será, dar sin esperar nada a cambio, la amistad, las
relaciones de parejas, la familia incluye un compromiso que siempre deberá ser
mutuo o en términos vulgares de doble vía.
Ser
interesado en lo que mereces no te convierte en un ser egoísta, solo consciente
de tus necesidades, de lo que como ser humano entregas y de lo que debes
esperar o necesitas recibir.
Nada hay de
malo en pedir que los demás sean recíprocos como tú, todos lo hacen aunque
algunos son lo suficientemente hipócritas para negarlo…o quizás solo les falta
un poco de amor propio.
Veronica
Galla
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